factor 30

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incendios en galicia octubre 2017

Ayer fue una noche nefasta para todo el oeste de la Península Ibérica. Los fuegos se extendieron de Norte a Sur y de Este a Oeste, poblando el mapa desde Lisboa hasta la costa de Lugo y desde el litoral Atlántico hasta El Bierzo y Asturias. Ha habido muertos, afectados, familias que han perdido sus casas, evacuados, fauna mermada y miles de hectáreas calcinadas. Las redes ardían vertiendo toda clase de opiniones, acusaciones... la gente veía por doquier espectros motorizados culpables de ese escenario dantesco y hacían correr la voz.

Y sí —a priori— lo primero que se nos ocurre es que todo esto ha sido provocado por un ejército de desalmados que han recorrido miles de kilómetros portando cerillas encendidas. Organizados en un ataque simultáneo y sistematizado. "Terrorismo incendiario", lo han denominado las más altas instancias —lo más fácil es echarle la culpa a otro—. No voy a ser yo quien contradiga dichas informaciones pero algo así ¿no será un poco descabellado? Más que nada porque se hallan implicados territorios de dos países diferentes. Una conspiración maquinada por quién y para qué.

Algunos de los primeros incendios llevaban días activos e incluso semanas. Hasta ese momento, se atribuían a la sequedad del monte, falto de lluvia en los últimos meses. Pero hubo más factores que agravaron la situación. Las altas temperaturas alcanzadas en un otoño demasiado seco y caliente, por ejemplo, o el paso del huracán Ophelia y de sus potentes vientos.

En un escenario como este, ayer sucedió algo más. Se dio el FACTOR 30: Las temperaturas superaban los 30ºC, el viento soplaba a más de 30 km/h y la humedad ambiental era menor del 30%. Con este panorama, la catástrofe no pudo ser evitada y, lo peor, tampoco pudo ser atajada, porque se dieron todas las condiciones para producir el incendio perfecto. Y nos quedamos sin otros medios que levantar el rostro y elevar nuestras plegarias para que el cielo se dignase a llorar con nosotros.

Cada vez que se produce una tragedia de grandes proporciones, la causa hay que buscarla en la coincidencia de varios detonantes. Ayer los incendiarios implicados —si los hay— se han visto ayudados por las adversas condiciones climatológicas o, tal vez, han escogido esa fecha propicia para perpetrar sus fechorías. Es lo malo que tiene el acceso global a la información, su parte negativa —siempre se puede usar para los peores fines—. Pero, no seamos hipócritas, no son los únicos actores implicados en esta tragedia.

Además de la pésima gestión medioambiental de los poderes políticos, de los incendiarios, de los negligentes, existe una multitud silenciosa formada por cada uno de nosotros. Porque todos somos culpables —en mayor o menor medida— de maltratar reiteradamente el planeta en el que vivimos. De llenarlo de basura. De realizar vertidos contaminantes. De utilizar medios de transporte que emiten gases nocivos a la atmósfera. Todos somos culpables de la tala masiva de árboles. De calentarnos en invierno y de aliviar los calores del verano a través de maquinarias más o menos contaminantes. De pertenecer a esa sociedad consumista cuya máxima es la de usar y tirar. En pocas palabras, somos culpables de vivir arrasando con todo. Entonemos pues el mea culpa y empecemos a arrimar el hombro porque aquí no se libra ni el apuntador.

Lo cierto es que esta hecatombe —dejando aparte los desencadenantes— ha sido la consecuencia directa de un cambio climático que —en el siglo XXI— es ya más que evidente. O cambiamos el chip o pronto nos quedaremos sin un lugar en el que vivir.

SÍ, ASÍ DE DURAS ESTÁN LAS COSAS.

fires in galicia october 2017

Yesterday was a dire night for the whole western part of the Iberian Peninsula. The fires extended from North to South and from East to West, populating the map from Lisbon to the coast of Lugo and from the Atlantic seaboard to El Bierzo and Asturias. There has been dead, sufferers, families who have lost their homes, evacuees, depleted fauna and thousands of calcined acres. The social networks was burning expressing all sorts of opinions, accusations... people saw everywhere guilty motorized specters of that nightmare scenario and spread the word.

And yes —a priori— the first thing that comes to our minds is that all this has been caused by an army of heartless people who have traveled thousands of miles carrying burning matches. Organized in a simultaneous and systematized attack. "Incendiary terrorism", it has been named by the highest instances —the easiest is to blame another—. I'm not going to be the one to contradict this information, but will not that be a little bit crazy? Mostly because the territories of two different countries are involved. A conspiracy plotted by whom and for what.

Some of the first fires were active days and even weeks. Until that moment, they were attributed to the mount dryness, by lacking rain in the last months. But there were more factors that aggravated the situation. The high temperatures reached in a very dry and hot autumn, for example, or the passage of Hurricane Ophelia and its powerful winds.

In a scenario like this, something more happened yesterday. FACTOR 30 was given: Temperatures exceeded 30°C, wind blew at over 30 km/h and relative humidity was below 30%. With this panorama, the catastrophe couldn’t be avoided and, worst of all, couldn’t be stopped, because it was given all the conditions to produce the perfect fire. And we had no other means than to raise the face and to uplift our prayers in order to the sky would deign to mourn with us.

Every time that there is a tragedy of great proportions, the cause must be found in the coincidence of several triggers. Yesterday the arsonists involved —if any— have been helped by the adverse weather conditions or, perhaps, have chosen that propitious date to perpetrate their misdeeds. It’s the bad thing about global access to information, its negative side —it can always be used for the worst purposes—. But, let's not be hypocrites, they aren’t the only actors involved in this tragedy.

In addition to the poor environmental management of the political powers, of the arsonists, of the neglectors, there is a silent crowd formed by each one of us. Because we’re all guilty —to a greater or lesser extent— of repeatedly damaging the planet in which we live. To fill it with garbage. To carry out toxic waste. To use means of transport that emit harmful gases into the atmosphere. We’re all guilty of massive logging. To warm up in winter and to alleviate the summer heat through more or less polluting machinery. To belong to that consumer society whose maximum is to use and throw. In short, we’re guilty of living devastating everything. So let's say mea culpa and let's start lending a shoulder because here no one was spared.

The truth is that this hecatomb —letting aside the triggers— has been the direct consequence of a climate change that —into the 21st century— is already evident. Either we change our attitudes about this or soon we will be without a place to live.

YES, THE THINGS ARE THAT HARD.