termas salutíferas — una ninfa en Aquae Urentes

excavación arqueológica de la piscina santuario de Aquae Urentes
sanctuary-pool piscina-santuario Aquae Urentes


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—Si fuera mi hijo no lo haría, pero la decisión no es mía, es suya—. El hombre se dio media vuelta y se alejó deslizándose como si apenas pisara el suelo. Su túnica tenía una caída perfecta, cada pliegue del mismo tamaño que el anterior e igual al siguiente.

Calpurnia se quedó un momento contemplando cómo se alejaba. Estaba desalentada. Había recorrido un largo y accidentado camino hasta allí, solo para meter a su hijo en las aguas milagrosas y, ahora, aquel individuo le decía que era mejor desistir. Empezó a caminar hacia la salida y cuando estaba a punto de traspasar el umbral, se paró en seco. "¿Y si las pruebo yo misma? A mí no pueden hacerme ningún mal". Dio media vuelta y se adentró en las instalaciones.

Mientras tomaba su baño, bajó la mirada hasta la superficie del agua. El reflejo de los últimos destellos solares que se colaba a través de la única ventana, le daba un ligero tono rojizo, como si unas falsas brasas estuvieran a punto de prender fuego dentro del líquido. Algo imposible. Por eso, cuando la chispa iluminó su rostro cansado, la pilló por sorpresa. Brotaba desde algún punto interior de la piscina. Al principio, pensó que los sentidos la estaban engañando pero enseguida supo que era testigo de un auténtico prodigio. Uno de esos que solo pasan una vez en la vida.

Sintió una atracción irresistible y se acercó un poco. Lo hizo lentamente. Mejor prevenir. Su carácter reflexivo jamás dejaba que diera un paso en falso. No. Ella siempre pensaba dos veces antes de actuar. Al menos así había sido hasta ese día. Entornó los ojos para ver mejor, encima de la superficie del agua asomaba algo…

garabata de Te cuento de Viajes
ninfa © cristina vázquez

"¿Qué? ¿Es un cuello de botella? ¿Quién la habrá dejado aquí? Desde luego hay personas sin escrúpulos ni educación." Se acercó un poco más. Estaba sellada con un material más brillante que el plomo, parecía bastante sofisticado. Eso era lo de menos, en ese momento solo le importaba el origen del foco luminoso: la barriga de aquel extraño recipiente. Alargó el brazo para cogerlo y miró el contenido. La impresión hizo que se le resbalara. "Menos mal que el agua amortiguó la caída. Si se llega a romper…" Un rayo de miedo la atravesó con solo imaginarlo, de pronto aquel objeto se había convertido en algo muy valioso para ella.

Recogió del agua la pequeña ánfora transparente. "¡Se ha movido, lo he notado!" Abrió un poco más los ojos, en parte por asombro, en parte para aclararse la visión. Tenía una extraña sensación de euforia por no haberse equivocado. Dentro, reposaba una criatura diminuta que la estaba mirando. "Por poco casi la dejo caer otra vez, soy tan patosa..." En ese momento ella le habló, pero lo hizo sin mover los labios. Simplemente sonreía serena. Aún así, el mensaje era alto y claro.

—Trae a tu hijo a tomar las aguas lo antes posible, el tiempo corre en su contra.

La aebisocia sacudió la cabeza manteniendo los ojos cerrados. Quería ahuyentar aquella voz de su cerebro y borrar la ensoñación, pero nada de eso sucedió. Cuando volvió a abrirlos, allí seguía la pelirroja, mirándola de un modo hipnotizador y dándole las instrucciones precisas.

Calpurnia no pudo evitar que su mente se alejara de allí por unos segundos, durante los cuales, recordó los acontecimientos recientes. Era la Kalendis Septembribusel 1 de Septiembre— cuando todo se torció. El muchacho contrajo un leve resfriado, nada importante pero, a diferencia de otras veces, seguía con él transcurrida una semana. Era fuerte y siempre había estado sano, así que avisaron al curandero local para que le aplicara unos ungüentos y le diera unas tisanas. De nada sirvió. Para cuando las primeras nieves tiñeron de blanco las cumbres de la cordillera cercana, apenas sí podía respirar. A partir de ahí, todo se precipitó mientras ella asistía a su rápido deterioro como una auténtica convidada de piedra y, ahora, se negaba a seguir siéndolo. Oyó el leve clic en su cerebro y supo que acababa de tomar una decisión. "Se trata de mi único hijo y haré lo que sea necesario para que se recupere." 

Quiso cerciorarse de que había entendido bien y miró sus manos de nuevo, pero solo pudo ver el fogonazo que la cegó por un rato. Para cuando recobró la visión, la botella había desaparecido. Se precipitó fuera del agua y corrió al encuentro de su hijo. Estaba resuelta a seguir al pie de la letra las instrucciones de aquella criatura.

Durante ocho semanas ambos acudieron a diario a Aquae Urentes —las termas salutíferas—. Estaban en un edificio bastante voluminoso para un lugar como Auriensis Civitas. Decían que aquellas aguas merecían un complejo tan importante o más que aquel, incluso contaba con unas cuantas tabernaeestablecimientos para venta de objetos variados, comida y bebida— adosadas a su muro. 

Galicia en la época romana

Como parte de la ceremonia diaria, entraban al Apodyteriumvestuario—, donde se despojaban de sus túnicas, las doblaban con cuidado y la depositaban, junto a sus calceuszapatos—, en las hornacinas dispuestas a tal fin sobre los bancos corridos, y allí las dejaban custodiadas por un esclavo. Recogían sus toallas, se las echaban por encima y se calzaban las sandalias. 

Mas esta era la única regla de los baños que seguían. Lo habitual era ir pasando por las estancias en orden creciente de temperatura y, para salir, hacer el recorrido inverso, terminando por donde habían empezado: en la sala fría. Calpurnia y su hijo, sin embargo, seguían una pauta diferente, como su amiga les había recomendado.

Por ello, se saltaban el paso obligado por el Frigidariumpiscina de agua fría— y entraban directamente al Tepidariumsala templada con piscina de agua templada—, pues el pobre muchacho aún no estaba para esos trotes. Allí eran rociados con agua tibia, para ir entrando en materia y como preparación para el agua caliente del Caldariumsala caliente con piscina de agua caliente—, donde permanecían a remojo el tiempo suficiente: ni más ni menos que el estipulado por su querida ninfa, diez minutos. 

Al chico le gustaba contemplar los reflejos del agua en la bóveda que tenían sobre sus cabezas y se entretenía en ello como si cada vez que lo hiciera fuera la primera. Es posible que llegara a conocer tan bien como la palma de su mano esa parte del techo: cada fisura que se abría, cada pequeña imperfección y cada matiz del color de los dibujos de sus frescos. 

Luego, salían a la Palaestra patio porticado—, rebasaban las columnas y se adentraban en el Frigidariumpiscina fría situado en el exterior—, donde se introducían con gran parsimonia y mucho cuidado. La mujer acompañaba al chico por las escaleras de bajada al gran vaso. Las recorrían con lentitud, para ir acostumbrando el cuerpo a la baja temperatura. Metían las piernas hasta las rodillas y hacían una parada. Ella empezaba mojándole los brazos, seguía por el vientre y terminaba por la nuca. Lo hacía muy poco a poco, recogiendo una pequeña porción de agua con las cuencas de sus manos. Luego reemprendían la bajada por los escalones hasta sumergir sus cuerpos por completo. Al principio permanecían allí tan solo un minuto, luego dos, tres, cuatro, hasta aguantar los cinco que su benefactora le había recomendado. Como se trataba de una Natatiopiscina para nadar—, para cuando el muchacho se fortaleció lo bastante, decidieron incluir unas cuantas brazadas en su terapia.

Cuatro veces repetían las inmersiones cada día, alternando frío y calor —haciendo un total de ocho—, hasta que eso se convirtió en una sana costumbre. En cada sesión, visitaban al menos una vez el Laconicumsauna húmeda—. Y el último baño caliente, siempre tenía lugar en la enorme Piscina-Santuario, que se hallaba aparte. Decían que sus aguas eran las más puras y estaban habitadas por divinidades. Para la devota Calpurnia no había ninguna duda y los altares allí erigidos a un dios primitivo —Revve Anabaraego—, así se lo terminaban de confirmar. Durante el tiempo que pasaban en ese lugar, no podía apartar la vista de ellos. Hasta el chico lo había notado. Por eso, prefería dejarla para el final: así se llevaban con ellos un trocito de su cielo.

Aras a Revve Anabaraego halladas cerca de piscina-santuario de As Burgas
aras a Revve Anabaraego centro de interpretación As Burgas

Al salir, solían pasar por una de las tabernae de la entrada. Allí degustaban un zumo de frutas recién preparado y algún bocado caliente mientras contemplaban el ocaso. Sí, cada tarde, dedicaban unos minutos a rendir su pleitesía al sol poniente, en una especie de agradecimiento tácito por el día vivido, uno más. Después del bonito espectáculo, se retiraban a la cauponaalojamiento de pago— en la que pernoctaban. Se encontraba no muy lejos de allí, a la puerta de la ciudad.

En contra de todos los pronósticos y gracias a esa rutina casi monacal que les ocupaba la mayor parte del día —desde las 4 de la tarde hasta la hora de la cena—, pronto remitieron los síntomas y la luz volvió al rostro del chico. Solo fueron necesarios cincuenta y seis días para que el muchacho estuviera curado por completo y de vuelta en su pueblo natal, allá por el Idibus Februariis 13 de Febrero—, fecha en la que daba comienzo la festividad de la Parentaliafiesta en honor a los difuntos propios—, una cita ineludible para cualquiera que tuviese familia. Y ello a pesar de que su madre, una mujer piadosa y agradecida del siglo II d.C. —Aebisocia orihunda del Conventus Bracarum, provincia Citerior Tarraconensis, Hispania—, no pudo emprender el regreso a su lugar de origen, sin antes erigir un ara en honor a las aguas milagrosas de aquel manantial, cuya inscripción rezaba así:

“Calpurnia Aebana del pueblo de los aebisocios cumple con agrado el voto que hiciera bajo la inspiración de un sueño a las ninfas de estas aguas.”

Ara de Calpurnia Abana dedicada a las ninfas de las aguas hallada en As BurgasAra de Calpurnia Abana ofrecida a las ninfas de las aguas de As Burgas

Dicen que los recuerdos afloran cuando se acerca el final. El de Calpurnia estaba próximo. Ella lo sabía. Por eso, su benefactora la rondaba muy a menudo en aquellos días, mientras se abandonaba a la siesta. Estaba segura de que se trataba de ella, aunque su imagen onírica fuera muy diferente a la que había visto en las Aquae Urentes. A pesar del tiempo transcurrido, no había olvidado sus rasgos y sabía que, en aquella ocasión, no había sido un sueño ni ninguna clase de alucinación. Fue real y cambió su vida y la de su hijo.



PE: Aunque no os lo creáis, esta historia tiene mucho de realidad. Calpurnia Abana existió e incluso le han dedicado una calle —prueba de ello es la placa de aquí abajo—. Aquae Urentes existió —excavación arqueológica de la piscina-santuario en la imagen de portada—. Las aguas existieron y existen hoy, aunque con otro nombre: As Burgas. Auriensis Civitas existió y se desarrolló hasta ser la ciudad gallega que es hoy: Ourense. 


Placa de la calle Calpurnia Abana en la ciudad gallega de Ourense
Calle Calpurnia Abana primer nombre conocido de una vecina de Ourense, que firmaba una ofrenda dedicada a las ninfas de As Burgas en la era romana


Fuente de abajo de As Burgas en la ciudad gallega de Ourense
fuente de abajo As Burgas Ourense

Lo de la ninfa ya es otra historia. No se sabe qué vio Calpurnia para dedicarle un altar a las Ninfas de las Aguas y me temo que jamás lo averiguaremos. Esta que habita aquí, en mi relato, tampoco es una invención mía. Ya me gustaría. Ésta se le ocurrió a mi compañera de teclas Cristina Vázquez. Yo solo he recogido el guante. Os lo cuento:

El viaje de la Blog-T-ella

Una idea original —infundio, como le gusta llamarlo a ella— de Cristina Vázquez y sus musas  juguetonas para el blog Te cuento de viajes. Se trata de un maravilloso Reto Literario propuesto por esta ocurrente bloguera a partir de la imagen de una de sus garabatasel viaje de una blogtella en un mar de ciber-ondas que la llevará por donde la transporte todo aquel que acepte el desafío yo no solo la he trasladado a través del espacio sino también del tiempo—. Un fantástico ciber-experimento que he cogido al vuelo para aportar mi pequeño granito de arena. 

Para ver el viaje completo de la Blog-T-ella o sumarse a la aventura —estáis tod@s invitad@s— clicad aquí. 


Comentarios

  1. Mi linda MJ :) que ilusión más grande que hayas querido participar en el reto literario, un millón de gracias, ya me conoces un poquito y sabes que estas cosas las valoro y aprecio muchomucho, gracias de corazón compañera de teclas. Me ha encantado conocer la historia de Calpurnia y ese paseo por el spa romano, ser la ninfa de tus/sus sueños ha sido todo un honor :)
    Cuando visito unas termas, una antigua calzada romana, templo, acueducto...siempre viene a mi cabeza la frase mítica de los Monty Python :D jajaja " ¿qué han hecho los romanos por nosotros? " :) de este fantástico diálogo de la vida de Bryan que copio y pego por aquí :) y que seguro conoces:

    «¿Y a cambio los romanos qué nos han dado?». Tras un corto silencio alguien contesta:

    «– El acueducto.

    –Ah sí sí, eso sí nos lo han dado.

    –Y el alcantarillado.

    –Sí, de acuerdo, reconozco que el acueducto y el alcantarillado nos los han dado los romanos.

    –Y las carreteras.

    –Evidentemente las carreteras, eso no hay ni que mencionarlo, hombre. Pero aparte del alcantarillado, el acueducto y las carreteras...

    –La irrigación, la sanidad, la enseñanza, el vino, los baños públicos, el orden público.

    –Bueno, pero aparte del alcantarillado, la sanidad, la enseñanza, el vino, el orden público, la irrigación, las carreteras y los baños públicos, ¿qué han hecho los romanos por nosotros?».

    :D jejeje me encanta :D Espero que hayas disfrutado escribiendo sobre las raíces de tu terrinha. Un abrazo enorme linda MJ, mil GRACIAS por participar en el reto y por estar siempre cerquita dándome todo tu cariño. Besitos emblogtellados!!! :)

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    1. Un placer mi querida Cristina. Lo he disfrutado un montón. Y me he enterado de algunas cosas que desconocía sobre la terriña.

      Molan los romanos, molan mucho. Y tú aún más: me recuerdas un fantástico diálogo de los Monty Python para comentar un post. Brillante.

      Y que haya más ocasiones... de disfrutar, de colaborar, de lo que sea... por aquí ando, bien cerquita.

      Un besote 😘 y un abrazote aurienses.

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  2. Hola linda tarde, me gustó mucho tu relato, creo que se pueden conocer mil historias (o hacer) en base a una historia real, o bien un lugar en específico. Saludos

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    1. Gracias. Celebro que te haya gustado. Cierto. De hecho, ésta ha surgido de la foto de una garabata. Mi grano de arena fue aportar el lugar donde se desarrolla. Gracias por comentar. Un saludo ✋

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  3. qué historia mas bonita e interesante, ahora me están entrando unas ganas horribles de volver a Galicia y pasear por los lugares que relatas en la historia. Felicidades por el relato
    bss
    =)
    Nuevo post in mi Lifestyle Blog !

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    1. Gracias por comentar primero que nada. Me alegro de que te haya gustado. Mola 😍 Da ganas de escribir más historias. Venir a Galicia también mola. Te animo a ello. Pero he de decir que historias como esta hay por todo lo largo y ancho de nuestro país. Lo que nos sobra es historia 😉 😘😘

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  4. Felicidades por tu imaginación de una imagen sacar esta historia tan chula. La verdad es que las imágenes invitan a soñar un poco. Hace años que no paso por Galicia pero ahora puedo decir que si tiro algún día por el norte y encuentro la calle me acordaré de tu historia.
    Besotes

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    1. Gracias. La mayor parte fue realidad y partiendo de ella es fácil y divertido imaginar la historia. Si te pasas por aquí seguro que encuentras la calle pues estas fuentes son visita obligada y está justo enfrente. Anímate a venir a Galicia. Mola.
      😉😘😘

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  5. ¡Hola!
    Oye, pues yo creía que la historia de Calpurnia Abana era real. En serio.
    Hay tantas y tantas historias detrás de donde habitamos, tantas vidas por contar, y tantos restos de vidas pasadas, que son sin duda una fuente de inspiración brutal para los que nos gusta escribir, aunque en mi caso admito que hace años que no lo hago de ese modo.
    Así que felicidades por el relato.
    Por otro lado, me apunto la ruta romana que nos muestras de Galícia. Me encanta realizar rutas, y aunque obvio tardaría mil hacerla entera a pie, sí podría hacer algun tramo, porque me parece súper interesante.
    Besotes

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    1. Y es real. Tuvo un hijo enfermo y lo curó en estas aguas. De ello da fe el ara que se encontró junto al santuario. De qué estaba enfermo no se sabe.
      Que hizo un viaje desde su pueblo es probable porque procedía de un lugar cercano a la actual frontera de Portugal, al sur de la provincia. Lo demás está novelado.
      Siempre está bien viajar y conocer cosas pasadas o presentes. Anímate a hacerlo. 😘😘

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  6. Que interesante relato, me gustó mucho la manera en la que narras y describes los eventos que ocurren y me parece muy cool que lo hayas hecho inspirándote de un reto. Te felicito mucho por tan excelente trabajp y espero leer más de ti en el futuro. Saludos!!

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    1. Gracias. Me alegra que te haya gustado y te animo a que te pases cuando quieras por aquí, por mi casa. Un placer que me leas. Contenta de que comentes. 😘😘

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  7. Que hermosas historias hay del otro lado de mundo, yo soy Mexicana y la verdad me encanta leer historias así, me encantaría conocer Galicia debe ser un lugar hermoso lleno de historia y de cultura.
    por lo que veo es un lugar que si o si tienes que visitar.
    Felicidades esta hermosa la historia gracias por compartirla 😘

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    1. De tu lado del mundo también hay verdaderas maravillas. Los Aztecas sin ir más lejos 😉
      Por aquí hay muuucha historia desde luego. Son infinidad los pueblos que han pasado por aquí. España entera es un verdadero crisol de culturas.
      Gracias por tus palabras. Me encanta que te haya gustado 😍😘😘

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  8. Hola! que historia tan interesante, sin duda te gusta escribir en momentos me daba la duda si era real o ficticio. Por insgatram me gusto mucho la foto de los baños de Orense que bonita es la historia romana, sin duda cuando volvamos de paseo a España espero podamos pasar por Galicia! saludos

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    1. Sí. Es una afición reciente que me resulta muy placentera y curativa y me encanta. La he practicado bastante en los últimos años y empieza a dárseme mejor. Cuando era pequeña admiraba muchísimo a las compañeras que sabían escribir... lo mio era el dibujo. En fin, he descubierto que con entusiasmo y dedicación todo se puede.
      Es una pena que sólo se haya podido sacar a la luz la pequeña parte que muestro en la foto. Hay poco presupuesto para estas cosas y ahora menos.
      Los romanos siempre me han atraído como todas las grandes civilizaciones. A pesar de su crueldad en muchos aspectos hay que reconocerles sus muchos logros: fueron los grandes ingenieros de la historia sin lugar a dudas.
      En cuanto a mi historia es real pero novelada. Un relato histórico podríamos llamarlo. Calpurnia y su hijo existieron, hay pruebas.
      Gracias por tus bonitas palabras, por leerme y comentar. Un abrazo.

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  9. Que buena historia y que gran relato. Una gran manera de mantener la atención del lector y de ilustrar a los romanos. Es genial! Sigue así.

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    1. Gracias. Espero seguir así y mejorar incluso. Se agradecen los ánimos 😉 La idea era esa. Contar cómo funcionaban las termas romanas aprovechando la historia de Calpurnia 😉 Aquí te espero cuando quieras para contarte más historias.
      Un beso.

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  10. Tu relato me ha cautivado desde las primeras letras. La fuerza y determinación de Calpurnia, el coraje de hacer lo que sea por salvar a su hijo, todo está relatado con una fuerza que engancha.
    A través de esa historia nos enseñas el funcionamiento de las antiguas termas romanas y eso es muy interesante. Es una gran herencia que nos dejaron los romanos, la de los tratamientos termales.

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    1. Gracias por tus palabras... celebro que te haya gustado, lo he escrito con el corazón 💜 En cuanto a las termas, es curioso cómo hoy siguen usándose de una manera parecida y casi idéntica a la utilizada por los japoneses, tan lejanos en geografía y pensamiento... o no tanto 😉 Un saludo y gracias de nuevo por leer y comentar 😘

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  11. Me encanta todas y cada una de las formas que nos acercas a la arquitectura.. me ha hecho gracia leer este post justo hoy porque mañana vamos a Galicia, en concreto a las Rías Baixas, y seguro que paso muy cerca de algunos de estos lugares, de hecho nos hemos planteado entrar a Ourense, seguro que si lo hago lo veré ahora con otros ojos gracias a ti.. Muaksss

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    1. Me alegro de que te gusten todas mis formas de presentar esta primera arte que es la arquitectura. Señal de que estoy aportando mi pequeño granito de arena para su conocimiento y divulgación, que es lo que pretendo. Eso me hace feliz, no sabes cuánto.

      Qué bien que vienes por aquí y genial que te haya podido dar una visión diferente de mi tierra. Tenemos muchas tradiciones y un gran pasado. Espero que lo paséis bien por aquí y que el clima os acompañe. Besos.

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  12. El relato a sido increible. A sido como si lo estubiera viviendo en primera persona. La manera de narrar cautiva. Es increíble el milagro de esas aguas, por lo que has dicho es real... simplemente increible.v

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    1. Gracias por tus maravillosas palabras. Me hacen ilusión sobremanera ya que he empezado a hacer mis pinitos con la escritura desde hace poco tiempo y es una actividad que jamás pensé que podría llegar a dárseme demasiado bien.

      En cuanto a las aguas, tienen muchas propiedades beneficiosas para la salud. Lo puedo asegurar. Los romanos lo sabían y lo aprovecharon del mismo modo que ya lo habían hecho otros pobladores de estos lares con anterioridad. Un beso.

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  13. Decir que me ha encantado esta historia es quedarme corta. Mezclar imaginación y realidad y quedarse con la duda de si en realidad la vida de esta orensana de la época romana se pudo parecer a tu relato. Por otro lado he conocido varias termas así que no ha sido difícil transportarme al siglo II d.C. Os felicito a ti y a tu compañera por la idea, a seguir así, bss!

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    1. En primer lugar, gracias de mi parte y de la de Cristina.

      Es muy posible que este episodio de la vida de Calpurnia se pareciera bastante, salvo por el detalle de la magia. Al menos eso he intentado hacer con los datos arqueológicos que tenía.

      Existían termas en cada población romana importante por lo que es fácil ver restos aquí o allá de alguna de ellas. Lo único y precioso en ésta es la terma-santuario y las aras descubiertas en sus inmediaciones.

      Gracias por leer, comentar y los ánimos que nos das.
      😘😘

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  14. El relato me ha mantenido enganchada de principio a fin, esto de escribir se te da muy bien! Al final a uno le entran ganas de conocer este lugar, mientras el muchacho va descendiendo al agua helada es como si uno se le escarapela la piel. Bonito relato.

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    1. Gracias 😊

      Me alegra una barbaridad que te haya enganchado y que te haya hecho sentir el frío en la piel... eso quiere decir que voy por el buen camino.

      Me dejas pero que muy contenta 😀

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  15. Pero que historia más maravillosa, como se entrelazan con las imágenes de Galicia, los parajes han cobrado vida y la narrativa me ha transportado con Calpurnia. Es muy buena y tiene ese algo especial que te engancha a seguir leyendo hasta el final. Cuando se deja fluir la imaginación nada tiene límites. Felicidades.

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    1. Gracias, gracias, gracias 😊 . Lo he hecho con el 💜 y supongo que eso se acabará notando. Hacía tiempo que le tenía ganas a Calpurnia y a su historia... la historia de una madre que, como todas, hace lo que sea por su hijo. Me puse en su piel y salió sola.

      Muy contenta de que te haya gustado. Así dan ganas de escribir más historias. 😉😘😘

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  16. Repito comentario ya que el anterior no aparece aparentemente.
    Qué padre historia, me agrada mucho cuando los lugares los puedes relacionar con una historia, en serio que me gustó bastante hasta podría creer que es realidad, y quien sabe igual y tenga algo de cierto, nunca sabemos realmente lo que está detrás. Gracias por compartir!

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    1. Por supuesto que tiene algo de cierto: el ara con la ofrenda está en el MusarqOurense (Museo Arqueolóxico Provincial de Ourense), yo no me la he inventado. Lo que nadie sabe es la enfermedad del hijo de Calpurnia. Esa parte y las escenas de su paso por las termas están noveladas. Imagino que habría más casos como el de la aebisocia. De hecho han aparecido otras seis aras más.
      Gracias por comentar!

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  17. me ha encantado esta historia que has contado de las termas Salutiferas. Todi lo que tenga que ver con la historia me fascina

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    1. Me alegro de que te haya gustado. Era una historia que tenía ganas de contar desde que el nombre de Calpurnia apareció en mi calle. Una calle sin nombre hasta entonces. Busqué información y me quedé enamorada de lo que pasó. Siempre supe que tenía que contarlo. Humanizar un poco un hecho histórico y muy, muy poco conocido. ;-)

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